domingo, 17 de octubre de 2010

Ética ¿Lo hemos pensado?

    A veces podríamos estar confundidos, sobre todo en estos tiempos que a veces llamamos posmodernidad, sobre lo que concierne a nuestra ética y preguntarnos ¿En qué basamos nuestra vida? ¿Qué entendemos cuando escuchamos “ética”? ¿De qué manera vivimos y qué es lo que debemos respetar ? Muchas veces podríamos tener como principio una religión, una ideología, o quizá otras veces ni nos hayamos parado a pensarlo un momento. Leía un pequeño escrito de Umberto Eco titulado Cuando entra en escena el otro. En este escrito él señala la existencia de nociones universales en todas las culturas, nociones como tener idea de lo que es arriba o abajo, izquierda o derecha, comer, beber, oler, caminar, sentir, desear. Y es que además sabemos que cuando se nos prohibe comer, caminar, hablar, ver, o cuando se nos maltrata física o psicológicamente sufrimos mucho, nos duele. Esta semántica se ha convertido en la base para una ética, dice Eco, porque “ante todo, debemos respetar la corporalidad ajena, entre los cuales debemos incluir el derecho a hablar y a pensar. Si nuestros semejantes hubieran respetado estos <<derechos del cuerpo>>, no habríamos tenido la degollación de los Inocentes, los cristianos en el circo, la noche de San Bartolomé, los autos de fe, los campos de exterminio, la censura, los niños en las minas, los estupros de Bosnia”. Así, no hacer a los demás lo que no quiere que se le haga a uno debe ser un principio que debemos comprender antes que nada.
     La dimensión ética empieza cuando entra en escena el otro. Toda ley, moral o jurídica, regula siempre relaciones interpersonales, incluidas las relaciones con ese Otro que la ley impone”. Con esta idea percibimos una vez más que somos inevitablemente seres sociales y que no podemos vivir sin interrelacionarnos. No voy a señalar todo el texto, pues aunque es muy corto, lo que me interesaba mostrarles eran estas ideas, ideas que a mi parecer nos ayudan mucho, pues dejando un momento de lado nuestras ideologías o religiones podemos pararnos a pensar en que nuestras relaciones son importantes en nuestra vida y que no podemos vivir si no nos tomamos en cuenta los unos a los otros, pero que sin embargo muchas veces no actuamos pensando de esta manera sino siendo guiados por otras cuestiones, que quizá nos dejen de lado a nosotros mismos.
    Siempre he pensado, y ahora con más razón, que la empatía es algo que deberíamos practicar con más constancia, pero que no dudo nos cuesta muchísimo. Y por este mismo lado me parece interesante observar que algo tan complicado y tan debatido filosóficamente como la ética pueda quizá tener una base tan sencilla y tan complicada a la vez como el respeto al cuerpo del otro y a todo lo que de él derive.

Perdón por experimentar con sus pacientes y presos, lo lamentamos mucho


    Hace unos días leía en el diario las disculpas hechas por Estados Unidos a Guatemala, estas ofrecidas por el hecho de haber experimentado con casi setecientas personas guatemaltecas durante la década de los cuarenta, infectándolas con sífilis y gonorrea sin su consentimiento para poder así probar los efectos de la penicilina. Además, no había mejor idea que hacerlo sobre presos y pacientes psiquiátricos, de esta manera se aseguraba el hecho de que nadie reclamara por los derechos de nadie. Quizá esta noticia nos sorprenda, pero no debería hacerlo tanto pues la utilización de poblaciones periféricas que abusan y no respetan la dignidad y la vida de personas no es algo que haya ocurrido únicamente durante los años cuarenta. Nada curioso, además, resulta el hecho de que estas personas hayan sido presos y pacientes psiquiátricos, pues sabemos algo del trato que reciben y más aún si nos referimos a poblaciones periféricas. Pero quizá estas disculpas no deberían ser las únicas que pide Estados Unidos, lamentablemente y de la misma manera la experimentación con la píldora anticonceptiva fue realizada sobre la población negra y femenina de Puerto Rico, así como también sobre pacientes psiquiátricas. ¿Cuántos casos más que no conocemos se habrán llevado a cabo o se seguirán dando? Pero estas cosas ocurren y sólo podemos esperar disculpas lamentables.

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Un blog? ¿Para qué? ¿Por qué?

    Estas preguntas fueron lo primero que se me vino a la cabeza en el momento en que me enteré que tenía que crear un blog y que era requisito para una asignatura. Debo decir sin embargo que no era la primera vez que me veía ante esto: ya lo había pensado antes, pero cada vez que se me ocurría pensaba que aunque sería buena idea y que a lo mejor habían cosas que pensaba o que tal vez me gustaban mucho y que todo eso lo podría compartir con otrxs escribiendo en un blog,  ese era un motivo suficiente para hacerlo; pero que siempre, incluso ahora que lo tengo que hacer porque lo tengo que hacer y no hay más, me cuesta mucho el simple hecho de comenzar a hacerlo, de comenzar a escribir.
    Quizá no sea la única a la que le pasa, pero siento que es una buena oportunidad, una oportunidad para vencer los miedos, que aunque pueda parecer una tontería, vencer el miedo a escribir es un miedo que tenía encerrado y del que era consciente. ¿Por qué? Es lo que me preguntaba yo misma. Imagino que ese miedo a escribir deriva mayormente del hecho de que no lo tengo como un hábito y por lo mismo el hecho de expresar algo o de argumentar y explicar de esta manera me resulta difícil, complicado, y las cosas cuando son así, he de reconocerlo, cuesta más trabajo decidir iniciarlas. Creo que esta es una buena manera de empezar a escribir habitualmente, de corregir mis errores mediante la práctica y de darme cuenta todo lo que podemos hacer con simplemente ponernos en ello. En fin, empecemos.