sábado, 18 de diciembre de 2010

¿Qué he aprendido?

    Empezaré señalando una de las cosas que más me ha servido desde que empecé a utilizarla: el método mapping. Antes no sabía ni qué era, probablemente era la primera vez que escuchaba acerca de este, pero en cuanto he empezado a utilizarlo me he dado cuenta la facilidad con la que empecé a ordenar mis ideas en los diversos trabajos que tenía (porque claro, trabajos hay en todas las asignaturas y ¡Hay que ver cómo cuesta el sólo hecho de poner claras las ideas!).  Estos métodos de organización y planificación son cosas que se echan en falta muchísimo, sobre todo porque nadie nos dice cómo tenemos que hacer las cosas, nadie nos enseña a organizarnos, a planificar, incluso a hacer un trabajo; el hecho de que existan diferentes métodos muy innovadores para llevar a cabo diferentes tareas convierte el asunto en algo muy interesante pero a la vez en algo triste porque nadie nos informa o nos dice que existen, y quiero recordar (y es una cosa que he aprendido en estos dos meses también) que nadie aprende solo. Me gustaría mucho aprender más cosas como esta, que yo creo que son muy importantes a parte de aprender a repetir la teoría de Durkheim o la de Weber, como se nos enseña según el Plan de estudios.
   Una cosa que siempre recuerdo e intento recordar es la frase “todos somos igual de inteligentes, sólo que hay quienes tienen más voluntad”, esto porque ¿a quién no le ha ocurrido nunca el sentir que no es capaz o que no es tan brillante como él de al lado?, yo creo que a todxs y más de lo que imaginamos, a mí misma muchas veces, y no necesitamos que nos cuenten lo frustrante que es. A veces como estudiantes y como personas necesitamos apoyo, necesitamos frases que nos den un “empujoncito”  y creo recordar que esto no es algo nos sucedan todos los días, lo digo yo que muchas veces he estado hundida en el “no puedo” y esto no es muy reconfortante que digamos. Gracias por esta frase, Roberto.
    Debo decir además que el hecho de hablar y argumentar en público era para mí (y puede que siga siendo en gran parte) uno de mis temores más grandes, pero a principio de año decidí que este curso lo intentaría, que no debía dejarme vencer por ese miedo y como muchas otras cosas sabemos que cumplir ese objetivo es muy complicado. Y bueno, debo señalar que esta asignatura ha contribuido a ello, muchas veces he sentido la sensación desagradable de no querer por nada del mundo tener que hablar, de que por favor al profesor no se le ocurra preguntarme porque no sabré que decir simplemente por el hecho de que en ese momento producto del temor ya estaba terriblemente bloqueada (si alguna vez se han sentido así comprenderán profundamente lo desagradable que resulta), pero poco a poco, aunque los demás no lo notaran y siempre hayan tenido la percepción de que a mí no me resultaba nada complicado ya que esa es una ilusión producto del control que trataba de ejercer sobre mí misma, he ido superando ese miedo, poco a poco he ido sintiendo como el hecho de tener que hacerlo voluntariamente iba soltándome y permitiéndome enfrentar mis miedos conmigo misma, todo esto pasito a pasito me ha ido dando resultados y eso tengo que agradecérselo a todos y a todas; a Roberto porque como profesor su presencia y actuación es imprescindible para haberlo podido llevar a cabo, y a ustedes por mostrarse amables y dispuestxs a escuchar cualquier cosa que me saliera en el momento de manera respetuosa y tranquilamente.
    Por cierto, ahora que estoy leyendo los capítulos que tenemos que leer del libro de P. Sweezy me están pareciendo una maravilla, muy comprensibles y aclaradores, y este libro por supuesto yo antes no lo conocía.
    Otra cosa que quiero decir es que si en algún momento dejé de escribir en este blog fue por lo que muchas veces nos pasa a todxs: el decir “¿y qué hago?” para de ello pasar al “no puedo”, y con lo cual lo siguiente suele ser abandonarlo y sentirse mal. Pero creo que he aprendido a que todxs tenemos diferentes momentos y siempre hay uno para decirse a unx mismx: “hey, ahora es el momento, hay que ponernos y ya veremos que esta vez si nos sale bien”, y efectivamente, nos sale bien, sólo es cosa de cambiar de actitud, aunque nos cueste, y que nos cuesta. En este caso, muchas gracias por la paciencia.
    Bueno, pues, finalmente decir que yo creo que siempre en una asignatura se aprende algo, y en este caso he aprendido muchas cosas. Lo bueno es que aún nos queda un mes para seguir haciéndolo y para seguir compartiendo con ustedes muchas cosas. Intentaré responder a su paciencia y a su amabilidad como se merecen, intentaré compartir cosas interesantes por este mismo medio y muchas gracias por compartir conmigo ustedes también.

Introducción al “ANTI-DURING” de F. Engels, de M. Sacristán (Resumen)

¿Qué es una concepción del mundo?
Este texto se inicia respondiendo a la pregunta que plantea, señala que una concepción del mundo no es un conocimiento en el sentido en que lo es la ciencia positiva. Una concepción del mundo sería, en cambio, una serie de principios que dan razón de la conducta de un sujeto, reacciones rápidas y acríticas a una serie de estímulos morales, una serie de principios o creencias que están explícitas en la consciencia de la vida cotidiana.
Estos elementos de la cultura cotidiana están explícitos en la cultura y en la sociedad y esta contiene, además, una serie de afirmaciones respecto a la naturaleza del mundo físico y a la vida, así como también un código de estimaciones de conducta. Sin embargo, el hecho de que estos elementos estén explícitos en la sociedad y la cultura no quiere decir que se pueda averiguar a partir de ellos cuál es la concepción del mundo realmente activa en esa sociedad porque estos no son un reflejo directo de la realidad social. Este reflejo  muchas veces tiene mucho de ideología, detrás de un principio se puede entrever otras creencias.
Pero para establecer una relación entre la concepción del mundo y la ciencia positiva basta con atender a los aspectos de cada una. Las concepciones del mundo, por ejemplo, solían siempre estar basadas en puntas concentradas y conscientes en forma de credo religioso-moral o de sistema filosófico. Pero esto se dio hasta el siglo IXX, época en la que las ciencias positivas le arrebatan a la filosofía sistemática diferentes campos temáticos y esta responde afirmando  un repertorio de supuestas verdades superiores a las de toda la ciencia, la concepción del mundo quiere ser un conocimiento real del mundo de la misma manera en que lo es la ciencia.
Ante esto la ciencia logra imponer su posición ya que se basa en un conocimiento intersubjetivo. Esto quiere decir que todas las personas adecuadamente preparadas pueden entender su formulación del mismo modo y esto es algo de lo que carecen la filosofía sistemática y los dogmas religiosos. Así, el conocimiento científico-positivo va destronando al conocimiento de las cosas del mundo y al pensamiento de la filosofía sistemática tradicional.
De esta manera, el no resistir a la falsación y el no ser un conocimiento intersubjetivo es lo que diferencia a la concepción del mundo del conocimiento científico, pero esta diferencia no quiere decir que no se relacionen mutuamente. Ambas están relacionadas, pueden apoyarse, y se debe ser consciente de esta relación para poder diferenciarlas.
LA CONCEPCIÓN MARXISTA DEL MUNDO
La concepción marxista (“concepción materialista y dialéctica del mundo”) aspira a terminar con la obnubilación de la consciencia, con la presencia en la conducta humana de factores no reconocidos o idealizados. Esta liberación de la consciencia presupone la liberación de la práctica, y esto porque la concepción marxista del mundo no se considera superior al conocimiento positivo; la concepción marxista no es una filosofía sino una simple concepción del mundo que tiene que sostenerse en las ciencias reales. En ella queda superada la filosofía en cuanto a su forma y preservada en cuanto a su contenido real.
No se supone a la filosofía como un sistema superior a la ciencia sino como un nivel del pensamiento científico. El de la inspiración del investigar y de la reflexión sobre su marcha y sus resultados.
No se puede dar la explicación a unos fenómenos a través de otros fenómenos, la realidad debe ser explicada a partir de sí misma. Este materialismo es uno de los dos principios fundamentales de la “concepción comunista del mundo”. El otro es el principio de la dialéctica que  se inspira y parte de las limitaciones del hacer científico-positivo.
El materialismo se realizaría, entonces, a través de una metodología analítico-reductiva mediante la eliminación de factores irracionales en la explicación del mundo a través de una reducción analítica de las formaciones complejas generando modelos más simples y homogéneos. Esto podría conducir a que el aspecto cualitativo pierda relevancia pero permite introducirse mejor en la realidad y producir mejores conceptos.
Esto podría llevar a que se pierda una parte de lo concreto, una parte decisiva para la individualización de los objetos; pero la tarea de la dialéctica materialista consistiría aquí en recuperar lo concreto sin hacer intervenir más datos que los materialistas del análisis reductivo.

LECTURA Nº1 (Resumen)

¿Qué es la ciencia? , de G. Longo
En este texto Longo nos introduce al tema con una definición de ciencia establecida por Schumpeter: “Es ciencia cualquier tipo de conocimiento que haya sido fruto de esfuerzos conscientes para perfeccionarlo. Estos esfuerzos producen hábitos mentales –métodos o técnicas- y un dominio de los hechos descubiertos por esas técnicas”. Esta definición para longo es un ejemplo del empirismo puro, por tanto sólo es utilizable en el ámbito estrictamente empírico. Cuando estemos fuera de este ámbito podremos quedarnos con esta definición pero deberemos profundizar en su concepto.
La finalidad del conocimiento y por lo tanto de la investigación científica es descubrir las normas y leyes del universo empírico que rodea al hombre y este conocimiento consta de tres aspectos elementales:
1.       Descripción de la realidad (Mostrar la necesidad de los objetos).
2.       Explicación. La realidad debe ser explicada a partir de sí misma, sin añadir elementos que no pertenezcan a ella.
Pero la ciencia, más allá de explicar el mundo debe comprenderlo. Y es por esto que la historia del conocimiento es la historia de cómo la Humanidad se ha explicado el mundo real:
-          En un principio dando a los fenómenos causas y relaciones fantásticas;
-          después, pasa a hipotetizar  causas y relaciones reales;
-          y finalmente conociendo las relaciones que se establecen objetivamente entre los fenómenos de la realidad.

Es esta concepción de de explicar la realidad a partir de esta misma y sin introducir ningún elemento que se encuentre fuera de ella la que diferencia a la ciencia de lo que no es ciencia (creencias, ideologías, fe, etc.).
Este punto y su aplicación a todos los fenómenos nos lleva directamente a lo que es el materialismo filosófico. La necesidad de explicar la realidad objetiva a partir de ella misma es la base de todo materialismo y de toda filosofía coherentemente científica. El marxismo, entonces, es la primera concepción del mundo basada total y exclusivamente en la ciencia.

3.       El conocimiento es sólo una parte de la actividad humana y no puede ser nunca un fin en sí mismo. Se desea conocer el mundo para poder modificarlo de acuerdo a sus necesidades.

Longo nos dice que el pensamiento, la acción, el conocimiento y la praxis se condicionan mutuamente, pero la no es una unión directa sino mediata, a través del conocimiento y de la cognición. Así, el conocimiento conduce a la cognición y es premisa de la acción y esta  es a la vez el fin último del conocimiento.
Pero, señala Longo, la actividad cognoscitivo puede ni debe orientarse hacia la consecución de resultados prácticos o hacia la acción, sino que debe tratar de llegar a la cognición. La ciencia no tendrá por objetivo la praxis sino la búsqueda de la verdad de las cosas.
La relación esquemática  entre ciencia y praxis sería la siguiente: actividad cognoscitiva – cognición e interpretación de la realidad – praxis destinada a modificar la realidad.
Además, la praxis ha de ser colectiva mientras que el pensamiento debe ser individual y ambos son fenómenos sociales que no existen al margen de la sociedad humana.
Por último, indica Longo, el desarrollo de la acción no coincide con la del pensamiento, aunque se encuentre un hombre que posea ambas cualidades de acción y de ciencia (que no suele ser común en nuestros días debido a la especialización del trabajo), esa persona será en un determinado momento hombre de acción o de ciencia pero no de ambas al mismo tiempo. El hombre de ciencia nunca deberá preocuparse por las consecuencias prácticas de su investigación si quiere tener éxito en su investigación y deberá tratar de que los prácticos no la obstaculicen; completamente contrario al caso del hombre de acción.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Wikileaks y lo que realmente ocurre en política

Durante estas semanas estamos siendo testigos de la comprobación de algo que ya sabíamos, que quizá ya suponíamos pero que no contrastábamos completamente. Wikileaks ha puesto de manifiesto cómo funciona la política y lo poco que sabemos de lo que en realidad ocurre. Si pensamos en el sistema político o en el sistema social  nos queda claro que  debemos tener en cuenta  que el modelo y la realidad son dos cosas completamente diferentes. El modelo, político o social, es un sistema democrático en el que todxs participan y todxs opinan, un modelo de justicia, de igualdad, de libertades; pero muy bien sabemos que tan lejos estamos de esto, muy bien nos imaginamos o intuímos que las cosas no funcionan así precisamente y que la realidad es diferente. Cuando hablamos de un modelo en el que se tenga en cuenta la ética, en tanto que acciones positivas o negativas para el resto de individuos, probablemente nos demos cuenta que de lo que estamos hablando es del modelo y no de la realidad. Lo que creo que ha hecho Wikileaks es hacer una radiografía de la realidad  y poner sobre la mesa diversos elementos del funcionamiento político que nos es ajeno, situaciones de las que no sabemos absolutamente nada. Wikileaks ha hecho que se nos evapore la idea de que la política funciona según la ética y  cuestiones morales, nos ha dicho: la política no funciona así, no, la política funciona según relaciones de poder, y aquí quien tiene poder es quien actúa y define los hechos.

sábado, 4 de diciembre de 2010

"Teoría King Kong"

Releía Teoría King Kong de Virginie Despentes y me maravillaba con ello. Aquí les dejo una pequeña parte de uno de los textos más frescos que he leído, pero a la vez, de los más intensos e instruídos.

"Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camioneras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas, las taradas, todas las excluidas del gran mercado de la buena
chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no
me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi
lugar por ningún otro, porque ser Virginie Despentes me parece
un asunto más interesante que ningún otro.
Me parece formidable que haya también mujeres a las que les
guste seducir, que sepan seducir, y otras que sepan casarse,
que haya mujeres que huelan a sexo y otras a la merienda de
los niños que salen del colegio. Formidable que las haya muy
dulces, otras contentas en su feminidad, que las haya jóvenes,
muy guapas, otras coquetas y radiantes. Francamente, me
alegro por todas a las que les convienen las cosas tal y como
son. Lo digo sin la menor ironía. Simplemente, yo no formo
parte de ellas. Seguramente yo no escribiría lo que escribo si
fuera guapa, tan guapa como para cambiar la actitud de todos
los hombres con los que me cruzo. Yo hablo como proletaria
de la feminidad: desde aquí hablé hasta ahora y desde aquí
vuelvo a empezar hoy. Cuando estaba en el paro no sentía
vergüenza alguna de ser una paria, sólo rabia. Siento lo mismo
como mujer: no siento ninguna vergüenza de no ser una
tía buena. Sin embargo, como chica por la que los hombres se
interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que
ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido.
Aunque nunca se habla de nosotras en las novelas de hombres,
que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostarse.
Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado.
Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente
encontramos personajes femeninos cuyo aspecto físico
sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres
o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la literatura
contemporánea les gustan los hombres, los encuentran
fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se
corren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de
la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es
esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social,
económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que
quieren, por la buena y simple razón de que yo misma tampoco
lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención
están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener
para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como
chica, soy más bien King Kong que Kate Moss. Yo soy ese
tipo de mujer con la que no se casan, con la que no tienen hijos,
hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, demasiado
agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, demasia
siado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen.
Son, sin embargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí
algo distinto de un caso social entre otros. Todo lo que me
gusta de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi virilidad.
Así que escribo aquí como mujer incapaz de llamar la
atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de contentarme
con un lugar en la sombra. Escribo desde aquí,
como mujer poco seductora pero ambiciosa, atraída por el dinero
que gano yo misma, atraída por el poder de hacer y de
rechazar, atraída por la ciudad más que por el interior, siempre
excitada por las experiencias e incapaz de contentarme
con la narración que otros me harán de ellas. No me interesa
ponérsela dura a hombres que no me hacen soñar. Nunca me
ha parecido evidente que las chicas seductoras se lo pasen tan
bien. Siempre me he sentido fea, pero tanto mejor porque
esto me ha servido para librarme de una vida de mierda junto
a tíos amables que nunca me habrían llevado más allá de la
puerta de mi casa. Me alegro de lo que soy, de cómo soy, más
deseante que deseable. Escribo desde aquí, desde las invendibles,
las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no
saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tienen
los dientes podridos, las que no saben cómo montárselo,
ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que follarían
con cualquiera que quisiera hacérselo con ellas, las más
zorras, las putitas, las mujeres que siempre tienen el coño
seco, las que tienen tripa, las que querrían ser hombres, las
que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno,
a las que les dan igual los hombres pero a las que sus amigas
interesan, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello
duro y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruidosas,
las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les
gustan las perfumerías, las que llevan los labios demasiado rojos,
las que están demasiado mal hechas como para poder vestirse
como perritas calentonas pero que se mueren de ganas,
las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la
calle, las que quieren enseñarlo todo, las que son púdicas porque
están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las
que se encierra para poder domesticarlas, las que dan miedo,
las que dan pena, las que no dan ganas, las que tienen la piel
flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un
lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no
tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas, las que
no tienen a nadie que las proteja excepto ellas mismas, las
que no saben proteger, esas a las que sus hijos les dan igual,
esas a las que les gusta beber en los bares hasta caerse al suelo,
las que no saben guardar las apariencias; pero también escribo
para los hombres que no tienen ganas de proteger, para los
que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben
pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambiciosos,
ni competitivos, los que no la tienen grande, ni son agresivos,
los que tienen miedo, los que son tímidos, vulnerables,
los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que
son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los
que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quieren
que nadie cuente con ellos, los que tienen miedo por la
noche cuando están solos.
Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta,
bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado
éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada
con la alimentación, que parece indefinidamente
joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada
pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio,
buen ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre,
esta mujer blanca feliz que nos ponen delante de los ojos,
esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos,
a parte del hecho de que parece romperse la crisma por poca cosa,
nunca me la he encontrado en ninguna parte.
Es posible que incluso no exista."